El 12 de marzo de 1930, Mahatma Gandhi empezó una caminata de 390 Km. para protestar contra el imperio británico que se conocería como la Marcha de la Sal, puesto que Londres había instaurado un impuesto sobre la producción y la venta de sal en la India.
Durante los 23 días de caminata, Gandhi pronunció multitudinarios mítines donde utilizaba este impuesto como ejemplo de la injusticia colonial. Miles de jóvenes se unieron a la protesta y también algunos periodistas.
La marcha convirtió a Gandhi en una referencia política mundial y desencadenó la primera ola de desobediencia civil masiva contra el poder británico. Seria necesaria todavía una lucha pacífica de más de 17 años para que la India obtuviera finalmente su independencia, pero la semilla ya estaba sembrada.
En los años precedentes, el Mahatma había multiplicado las manifestaciones no-violentas y las huelgas de hambre para obtener para el Imperio de las Indias un estatuto de autonomía análogo al concedido a las colonias de población europea como Canadá y Australia, pero como no se conseguían resultados, algunos miembros de su partido, el Partido del Congreso Nacional Indio, se impacientan y amenazan con desencadenar una guerra a favor de la independencia. Gandhi no lo acepta pero advierte al virrey de la India que su próxima campaña de desobediencia civil tendrá como objetivo la independencia, y empieza la marcha.
Después de un recurrido a pie de unos 390 kilómetros, el 6 de abril de 1930 llega a la costa del Océano Índico. Avanza dentro del agua y recoge con sus manos un poco de sal. Con este gesto irrisorio y altamente simbólico, Gandhi alienta a sus compatriotas a violar el monopolio del estado sobre la distribución de la sal. Este monopolio obliga a todos los consumidores indios, incluidos los más pobres, a pagar un impuesto sobre la sal y les prohíbe recogerla por si mismos.
En la playa, mucha gente imita el Mahatma y recoge agua salada en recipientes. Su ejemplo es seguido por todo el país. De Karachi en Bombay los indios evaporan el agua y recogen la sal a la luz del día, desafiando los británicos. Estos últimos llenan sus prisiones con 60.000 “ladrones de sal”.
Los indios, fieles a las recomendaciones de Gandhi, no se resisten. El mismo Mahatma es detenido y pasa nueve meses en prisión. Finalmente, el virrey reconoce su impotencia para imponer la ley británica. Cediendo a las peticiones de Gandhi, libera todos los prisioneros y reconoce a los indios el derecho de recoger ellos mismos la sal.
El 15 de agosto de 1947, el Imperio de las Indias se convertirá por fin en independiente pero al precio de una salvaje guerra religiosa y de la separación de la India y el Pakistán. En el contexto de este conflicto, Gandhi perderá la vida el 30 de enero de 1948, víctima de un fanático de derechas hindú.
La Marcha de la Sal supuso para los hindúes el equivalente al motín del té en Boston que condujo los Estados Unidos a la independencia también de la Gran Bretaña.
Me habría gustado mucho poder participar en la Marcha de la Sal el 6 de abril de 1930.