UN PAKISTANÍ RECLAMA UN DNI SIN APELLIDOS

DILEMAS ÉTICOS – Soraya Hernández – Revista Valors – https://valors.org

Hamza Ali Raja no se siente identificado con el nombre que aparece en su DNI español y pide un documento sin apellidos, como en su Pakistán natal. ¿Se ha tenido en cuenta su tradición cultural?

El respeto a la diversidad cultural es una asignatura pendiente en muchas administraciones de nuestro país. En un intento para acercarse a maneras de hacer y pensar diferentes, las instituciones públicas y privadas hacen esfuerzos a través de formaciones específicas para que el personal adquiera competencias transculturales. Entendimientos como la capacidad para llevar a cabo una comunicación efectiva con personas de orígenes diversos generan espacios comunes de encuentro y comprensión.

Pero, a pesar de las posibilidades que se abren en un nuevo escenario intelectualmente tolerante, las rigideces y el racismo todavía se muestran latentes a nivel estructural. Barreras idiomáticas, culturales y tecnológicas, los aspectos emocionales de un posible luto migratorio, los procesos de asimilación o integración se podrían añadir a problemas burocráticos para adaptarse a la normativa local.

Es el caso del Hamza, un hombre de origen paquistaní que al nacionalizarse español ha visto cambiado su nombre. En su Documento Nacional de Identidad han registrado unos apellidos que no le corresponden y ha hecho pública su queja mostrando cómo, en aspectos básicos como la filiación, las diferencias culturales tienen gran peso.

Hamza Ali llegó a España cuando era un niño. Orientó sus estudios hacia la mediación y actualmente es licenciado en Ciencias Políticas. Después de diez años de residencia continuada en Cataluña, presentó su solicitud para obtener la nacionalidad española. Cuando recibió el DNI, se dio cuenta de que su nombre no era el que él había registrado, y ahora tiene que hacer un proceso formal para intentar justificar el nombre con el cual él se siente identificado.

Hamza tiene un nombre compuesto, no tiene apellidos. Se llama Hamza Ali. Según explicó a los medios de comunicación, en su país las personas pueden tener un nombre compuesto, siendo el primero el principal y el segundo un apelativo. Para facilitarse el registro a diferentes instancias –como las inscripciones académicas– decidió empezar a utilizar su casta (raja) como primer apellido, catalanizándolo: Hamza Ali Rajà.

Así lo ha hecho hasta que ha recibido su DNI, donde ha visto imprimido el nombre Hamza Mohammad Kausar.

En el momento del registro, cuando el funcionario le preguntó por sus apellidos, él dijo la verdad, que no tenía. A pesar de su declaración, la administración le asignó como apellidos el segundo nombre de su padre y el segundo nombre de su madre. ¿Es ética la actuación de la institución pública? ¿No se han tenido en cuenta las especificidades de su tradición cultural o se estaba ajustando el acto administrativo a la normatividad aplicable?

Si en algunos casos se puede escoger el nombre que se pone en el DNI, ¿por qué no los apellidos?

¿Deben tener derecho otras tradiciones culturales a no incluir su filiación? ¿Es quizás nuestro sistema de dos apellidos portador del patriarcado imperante?

Entre las opciones posibles se podría entender la especificidad del sistema nominativo del país de origen y respetar su forma, a pesar de que esto implique flexibilizar la normativa. Esto se contempla en algunos países con alto flujo migratorio donde, por ejemplo, en sus instituciones sanitarias se hace formación para un correcto registro de los nombres de pacientes. También se podría optar por la postura contraria y entender que las leyes de cada país marcan unas pautas que se tienen que respetar y cumplir y, por lo tanto, de alguna manera se tiene que disponer de unos apellidos.

Sea como fuere, en este caso concreto, a pesar de que se le hubiera obligado a tener unos apellidos, se le podría haber preguntado como mínimo qué quería, sobre todo teniendo en cuenta que se los habría inventado de todos modos.

Un comentario

  1. Si quiere ser español tendrá que seguir la ley española. La Constitución establece que todos los españoles somos iguales ante la ley. Nadie le ha obligado a ser español.

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