Del libro
EL ÚLTIMO COOPERANTE, POR UN MUNDO DE IGUAL A IGUAL
Iñaki Alegría Coll – Uno Editorial

MULIENA, LA NIÑA DEL BIDÓN AMARILLO QUE SOÑABA CON UN LÁPIZ
“No solo de pan vive el hombre. Yo, si tuviera hambre y estuviera desvalido en la calle no pediría un pan; sino que pediría medio pan y un libro.” Federico García Lorca
Son las seis de la mañana. Las 0 horas en horario de Etiopía. Empieza el día con el primer rayo del Sol. Pero para Muliena hace tiempo que ha empezado el día.
El primer rayo de sol ilumina el agua que brota de la fuente y cae dentro del bidón que en su día fue amarillo, debido al transporte de aceite de palma, y cuyo marrón actual disfraza su color original.
Muliena se levanta antes que el sol para que el primer rayo la encuentre ya recogiendo el agua. Habrá recorrido a pie los kilómetros que separan su aldea de la fuente, no sabe la distancia que hay, tan solo que tarda tres horas.
Quiere ser la primera, ahorrarse las colas que se forman para así poder regresar pronto a casa con el bidón de agua a sus espaldas y poder empezar a escribir su historia. Quiere aprender a escribir y forjar su camino. Su sueño pasa por estudiar medicina para cuidar a su pueblo y que no mueran más mujeres al dar a luz, como murió su madre, a quien nunca conoció. “Me gusta escribir, me gusta aprender, me gusta ir al colegio. Lo voy a hacer por mi madre, y por todas las madres del pueblo, porque nadie debería morir al dar vida.”
Chirrían las oxidadas ruedas del carromato de troncos de madera al avanzar sobre el terreno pedregoso. Suena el contenido líquido en el interior de dos grandes bidones de color tierra. Sentada en el borde, la joven viste una tela de colores indefinibles. Probablemente en su día fueron vivos y alegres amarillos, rojos y verdes. Hoy son una mezcla de marrones y grises discontinuos difuminados entre las roturas, parches y remiendos.
De repente, un veloz camión adelanta sin piedad el pesado transporte de Muliena. A su paso levanta una densa nube de polvo que la obliga a detenerse, toser, parpadear, llorar, sentarse y beber del bidón marronoso. Abre el tapón, el interior del bidón mantiene el mismo color grisáceo que el exterior y se funde con el líquido turbio que debería ser transparente. Sin pensar ni dudar le da un trago, es lo que bebe cada día.
Es la convivencia entre dos realidades. La riqueza que cubre de polvo la pobreza y le impide seguir avanzando.
El dueño del camión, sin detenerse, acelera sin piedad. Tiene prisa por llegar al destino para ganar dinero y empezar cuanto antes el nuevo trayecto para conseguir más riqueza. Mientras la avaricia de los dueños del camión hace que corran más y más para hacer más trayectos, Muliena sigue detenida mientras se acerca a una mujer sentada en la esquina. Le tiende la mano. La levanta. Es una mujer mayor, cubierta de huesos sin músculo, demasiado débil para poder caminar. Con delicadeza la ayuda a subir a su humilde carruaje, a la intemperie, cubierto de polvo.
La humanidad no tiene prisa.
Los veloces camiones no vieron a la mujer y además la cubrieron de polvo. Mientras Muliena, con su carromato, se detuvo ante la presencia de la mujer, le tendió la mano, le ayudó a levantarse, le dio agua de vida y la subió a su carromato.
La humildad te obliga a parar, soltar el dinero para dar acogida, amor y humildad.
DEL HAMBRE INEVITABLE AL HAMBRE CONSENTIDA
“La gente pasa hambre no porque en el mundo falte comida. La hay, y mucha, de sobre. Pero entre los que quieren comer y los almacenes llenos se levanta un obstáculo muy alto, el juego político.” Ryszard Kapuscinski – Ébano
¿Hay hambre porque siempre ha habido, porque es inevitable?
Nada es tan conocido y a la vez tan desconocido, tan cercano y a la vez tan lejano, tan presente y tan ausente, tan sensible y a la vez tan insensible… como el hambre.
Hace años faltaba comida, no se podía producir comida suficiente para alimentar a toda la población, era una hambruna inevitable. Ahora, con los avances tecnológicos, se produce comida para alimentar dos veces la población mundial y, sin embargo, hay más hambre que nunca. Hemos pasado del hambre inevitable al hambre evitable que no queremos evitar, del hambre inevitable al hambre consentida… sin sentido.
El hambre consentida, sin sentido. Con sentido para los pocos que la crean. Sin sentido para los muchos que la sufren. Una realidad olvidada, que no interesa.
Durante buena parte de la Historia de la humanidad las personas morían de enfermedades que no se podían curar o porque no había comida para todos. Eran causas inevitables. Ahora se mueren porque no les llegan los medicamentos que les curarían, o las vacunas que les protegerían, o el alimento para comer. Ahora son causas evitables.
Si hay hambre hoy en día es porque lo consentimos, siendo más claros, si hay hambre hoy en día es porque queremos, porque nos interesa.
Unos tiran lo que otros necesitan tanto. A unos les falta lo que les sobra a otros.
No es un problema de escasez, es un problema de reparto.
Nadie está a favor del hambre, pero tampoco casi nadie hace nada en contra.
ROBAR A LOS MÁS POBRES PARA DÁRSELO A LOS MÁS RICOS
Esta es la estrategia del hambre. Robar a los más pobres para dárselo a los más ricos, esto es la economía, así vamos.
Endalech vive en un poblado de la región etíope de la Oromia, es campesina. Trabaja el campo con el sudor de frente y la sangre de sus manos, de sol a sol.
Endalech se levanta antes que el sol para ir al trabajo. Allí le espera una larga y dura jornada. Bajo un sol abrasador, ara el campo con la fuerza de sus manos y fumiga con pesticidas que le impregnan los pulmones… Condiciones ilegales en Europa, permitidas en Etiopía. Los europeos imponen en Etiopía lo que en Europa prohíben.
Pero todo este esfuerzo no es para ella. Es para el campo del propietario, el terrateniente europeo que tiene una plantación enorme de hectáreas de extensión.
Endalech trabaja de sol a sol, un trabajo muy valioso, un trabajo que genera riqueza, pero no a ella, sino a su propietario.
La cosecha que Endalech y otros campesinos etíopes han plantado con esfuerzo, viajará a Europa para colmar el insaciable egoísmo humano. Mientras, en Etiopía, Endalech no tiene nada para alimentar a sus hijos.
El terrateniente esquilma la tierra etíope, explota a los etíopes y se apropia de la riqueza y comida de la tierra. Igualmente se lleva la fuerza del etíope, deja tan solo una tierra empobrecida, exhausta, y un campesino famélico y aletargado. Es perfecto, así no molesta ni se revoluciona, como quien alimenta un animal lo justo para que se mantenga vivo y poder seguir explotándolo.
Esto es robar a los más pobres para dárselo a los más ricos.
Así funciona el mundo: asesinando.
Vivimos en un mundo en que los asesinos gobiernan y la buena gente es asesinada. No hay término medio, o estás con ellos o en su contra. El silencio es cómplice. No podemos seguir callando.
LOS DE ALLÍ
Construí una barrera para separar los de aquí y los de allí
porque primero son los de aquí.
Primero puse allí a los de otro continente,
pero no era suficiente,
me seguía sintiendo invadido.
Puse luego a los de otra raza,
pero tampoco era suficiente,
sé que puse también
a los que llamo pobres,
pero tampoco era suficiente,
así que añadí también a todos aquellos que no pensaban
como yo,
pero seguía sin ser suficiente.
Al final me di cuenta de que en el lado de aquí
me quedé yo solo,
todos los demás estaban al lado de allí,
así que rompí el muro
y me prometí nunca más volver a construirlo.
YO NO SÉ NI DE DÓNDE SOY
Hoy soy de aquí,
mañana soy de allí,
Aquí soy de allí,
allí soy de aquí.
Llevo un lío que no sé de dónde soy,
pero ni lo quiero saber.
Todo cuanto sé
es que sé que soy.
Si están aquí ya son de aquí,
pero si están allí siguen siendo hermanos como los de aquí.
¿Aquí o allí?
¿Quién? ¿Cuándo? ¿Cómo? ¿Por qué?
¿Qué es aquí?
¿Qué es allí?
Si somos capaces de llamar de aquí a los de otro país
también lo seremos a los de otra región, de otra ciudad,
de otro barrio, de otra calle, de otra casa…
De otra raza, de otro sexo, de otra ideología…
Y al final siendo de aquí te quedas tú solo,
porque construyendo barreras al final todos son de allí.
Cuando al fin y al cabo todos somos de aquí,
de un mismo mundo, un mismo tiempo, compartiendo
un único momento en la vida, de aquí y ahora.
Con tanto aquí y allí me lio y confundo,
hoy soy de aquí y mañana de allí,
y a ti, hermana, hermano, no te juzgaré por dónde vienes
o de dónde eres,
porque seas de donde seas por encima de todo eres persona.
Lo que nos une es más de lo que nos separa.
No inventemos fronteras
porque para la humanidad no hay fronteras.
Las diferencias están para enriquecernos,
no para dividirnos ni estratificarnos.
FRASES DE IÑAKI ALEGRÍA
Sí, todavía hay niños que mueren de hambre. Es inaceptable. Es omisión. Un niño que muere de hambre, muere asesinado. Recuerdo las palabras de Mahatma Gandhi: “Todo lo que se come sin necesidad, se roba al estómago de los pobres”.
Cuanto más tenemos menos damos, entonces somos más pobres. Si tenemos menos pero damos más entonces somos más ricos. Es muy pobre el que por mucho que posea nada puede dar.
Esta es la estrategia del hambre. Robar a los más pobres para dárselo a los más ricos, esto es la economía, así vamos.
En Etiopía primero sobrevives, luego los más afortunados llegan algún día a vivir.
África no fue descubierta por los blancos, ya existía antes, lo que sí fue es abatida, destruida, desolada.
La historia nos demuestra las grandes vergüenzas de la humanidad: las guerras, las violaciones, la mutilación, la esclavitud, el racismo, los campos de concentración… Cuando es pasado parece evidente la crueldad de la humanidad, y todos lo reconocemos sin dudarlo. Pero hubo un presente, hubo un presente en el que la humanidad no condenaba la esclavitud, un presente en el que el racismo era consentido…
Ahora vivimos un presente en el que el refugiado no tiene refugio, la niña no tiene infancia… Y es consentido…
Esperemos que bien pronto pase a ser historia y nos avergoncemos enormemente de estos tiempos en los que no dábamos acogida a los refugiados y la vida de un blanco valía más que la de mil negros…
A África hay que ir encontrado, no utilices el continente para hallarte y resolver tus propios problemas.
La medicina es un acto de amor hacia aquel que sufre.
Un voluntariado no es ir a tener una experiencia, es ir a trabajar.
PALABRAS VACÍAS: PAZ EN GUERRA
Ver en el siguiente enlace:
https://cooperacioambalegria.co/palabras-vacias-paz-en-guerra/
SOBRE EL AUTOR IÑAKI ALEGRÍA:
Médico Pediatra. Fundador de la ONG Alegría Sin Fronteras que desarrolla proyectos de desarrollo integral en Senegal y Etiopía. Misión y Valores: Promover el empoderamiento, liderazgo comunitario, equidad de género en los países más desfavorecidos con el objetivo de permitir la mejora de la calidad de vida de la población. Empatía, compromiso, constancia, Amor, solidaridad, empoderamiento, equidad, humildad, transparencia y Alegría.
https://cooperacioambalegria.co/
https://www.alegriasinfronteras.org/