
La historia del feminismo norteamericano estuvo plagada de nombres femeninos. Nombres de mujeres dispuestas a romper las injustas barreras del patriarcado y conseguir una igualdad real entre sexos. Una de ellas, Lucy Stone, dedicó toda su vida a la causa sufragista después de sufrir en su propia piel la discriminación en ámbitos como la educación o el mundo laboral.
Lucy Stone nació el 13 de agosto de 1818 en la granja familiar de Coy’s Hill en West Brookfield, Massachusetts. Rodeada de una gran familia, era la octava de siete hermanos (dos hermanas habían muerto antes de que ella naciera), Lucy tuvo una infancia feliz, ajena al duro trabajo que suponía la explotación agrícola y ganadera de sus padres, Francis Stone y Hannah Mathews. Con ellos vivía además una tía, Sarah Barr, abandonada por su marido y acogida por su hermano Francis.
Pronto Lucy se dio cuenta de que, a pesar de que todos los adultos, hombres y mujeres, colaboraban en el trabajo de la granja, era Francis quien tomaba las decisiones y quien controlaba el dinero que se ganaba con los excedentes. Consciente de que la «única voluntad en la familia era la de mi padre», Lucy decidió que nunca dependería de ningún hombre y trazó un plan para su futuro que pasaba por estudiar hasta alcanzar una independencia profesional y económica.
Con dieciséis años, tomó conciencia de otra injusticia clara entre hombres y mujeres, la brecha salarial. Mientras estudiaban, ella y sus hermanos y hermanas se ganaban un pequeño sueldo dando clases en las escuelas locales. Ellos ganaban más que ellas. Incluso se dio la circunstancia en la que, en una ocasión, Lucy tuvo que sustituir a su hermano Bowman pero continuó recibiendo el suelo acorde a su género y no lo que ganaba un hombre, a pesar de quedar claro que estaba dando las mismas lecciones… (Sigue en el enlace)
https://www.mujeresenlahistoria.com/2018/07/lucy-stone-1818-1893.html