(03.15b. Versión 13 minutos)
(03.15a.Versión 24 minutos) Enric Segarra Bosch 4-2019 (Actualizado el 10-2025)
TEXTO DEL VÍDEO-PRESENTACIÓN ¿POR QUÉ MANOS UNIDAS?
(Inicia con el vídeo “Niños y niñas tristes”)
En este vídeo hemos visto:
– A niños pobres, huérfanos, sin hogar, desnutridos, hambrientos, heridos, enfermos y moribundos.
– A niños obligados a trabajar, a prostituirse, a hacer de soldados y a vender droga.
– A niños abandonados, desplazados, refugiados e, incluso, cautivos.
Si nos hace sentir muy mal el ver estas imágenes tan solo durante un par de minutos, ¿imagináis si fueran nuestros hijos o nietos los que tuvieran que vivir como ellos? Y, además, ¿sin tener ninguna posibilidad de hacer nada por nuestra parte si no nos vinieran a ayudar desde fuera? ¡Hace estremecer tan solo el pensarlo.
Pues bien, cientos y cientos de millones de niños, padres y abuelos están viviendo en estas condiciones cada día y casi durante toda su vida, esperando inútilmente que alguien les vaya a ayudar.
A continuación pasaré otra tanda de fotos, pero esta vez con niños de los países del Sur que parecen felices, que es como tendrían que poder pasar la infancia y la adolescencia todos los niños del mundo.
(Sigue vídeo “Niños y niñas alegres”).
Qué os parece, ¿estáis de acuerdo con lo que dice el vídeo?
Para que nos hagamos una idea, seguidamente daré unos cuantos datos de las desigualdades que hay en el mundo (2019), es decir, de lo que sufren millones y millones de personas por el mero hecho de haber nacido “allí” y no “aquí”.
– Más de 820 millones de personas pasan hambre cada día, y unos cuántos cientos de millones más de vez en cuando debido a hambrunas producidas por malas cosechas, guerras, catástrofes naturales, etc.
– Más de 65 millones de personas son “desplazados” que viven en campamentos y centros de acogida, de los cuales una buena parte son niños. Esta es una cifra sin precedentes.
– Más de 263 millones de niños y jóvenes no están escolarizados, y muchos millones más reciben una educación discontinua o deficiente.
– Más de 2.000 millones de personas disponen de menos de dos euros diarios para cubrir todas sus necesidades, lo que quiere decir que son extremadamente pobres.
– Más de 1.000 millones de personas viven en asentamientos muy precarios, sin ninguna posibilidad de mejorarlos.
– Más de 1.300 millones de personas no tienen acceso a la asistencia médica básica.
– Más de 1.100 millones de personas no tienen acceso al agua potable.
– Más de 2.400 millones de personas no disponen de saneamiento.
– Más de 1.400 millones de personas no tienen electricidad en su casa.
– Muchos cientos de millones de personas no han tenido nunca un trabajo estable.
– Y, también, cientos de millones de personas sufren persecuciones, discriminaciones, marginaciones, inseguridad o injusticias sistemáticamente, como consecuencia de la inestabilidad política, la corrupción, la carencia de derechos, la desigualdad social, etc.
¿Cuál es la consecuencia de todo esto?
– Que unos 18.000 niños menores de 5 años mueren cada día (6,5 millones al año) por causas que se podrían evitar, como la neumonía, la diarrea o el sarampión, con medidas como vacunas, medicamentos, acceso al agua potable o tratamientos contra la desnutrición aguda.
– Que unas 1.500 mujeres mueren cada día por complicaciones evitables en el embarazo (550.000 al año).
– Y un largo etc. que realmente hace estremecer.
Después de estos datos, y para superar esta “INDIFERENCIA” de que habla el vídeo, ¿no creéis que tenemos que hacer algo cada uno de nosotros?
– Yo creo que sí, porque hay muchas personas que lo pasan muy mal, y con ayudas económicas, acompañamiento, voluntariado, denuncias, etc. se les puede resolver o aligerar este sufrimiento, posibilitándoles que vivan más dignamente, tengan más oportunidades, se desarrollen mejor ellos y, de rebote, su entorno, etc.
– Por lo tanto, cada cual tiene que colaborar según sus posibilidades (tiempo, dinero, conocimientos, cargos, etc.) para contribuir a corregir las desigualdades sociales, impulsar el desarrollo humano en todas partes, combatir la xenofobia y el racismo, luchar contra la violencia en todas sus variedades, defender los derechos humanos, defender el medio ambiente, expandir la solidaridad, etc., ¡y las ONGs pueden ser un buen vehículo!
Ahora pondré como fondo de mi explicación un vídeo que he montado con imágenes de algunos de los millones de beneficiarios de los proyectos de Manos Unidas, así no os aburriréis tanto.
(Se inicia vídeo “Fotos beneficiarios de Manos Unidas” simultáneamente con explicación)
Manos Unidas se define como una ONG española de voluntarios, incluida en la estructura de la Iglesia Católica, que lucha contra el hambre, la malnutrición, la pobreza, la enfermedad, el subdesarrollo, la falta de instrucción, y contra sus causas, entre otras: la injusticia, la desigualdad en el reparto de bienes y oportunidades entre las personas y los pueblos, la ignorancia, los prejuicios, la insolidaridad, la indiferencia y la crisis de los valores humanos.
Esta lucha se canaliza a través de dos líneas de trabajo prioritarias: la financiación de proyectos de desarrollo en los países del Sur y la sensibilización de la población española.
Manos Unidas cuenta en España con más de 77.000 socios y donantes, así como con más de 5.000 voluntarios que hacen posible su trabajo, recaudando unos 49 millones de euros cada año.
Durante los últimos 10 años (2009-2018), Manos Unidas ha apoyado en los países del Sur:
– 1.104 proyectos agropecuarios dirigidos a más de 2 millones de personas, con un importe total de 113 millones de euros.
– 2.433 proyectos para la educación con cerca de 2,5 millones de beneficiarios, con un importe total de 122 millones de euros.
– 1.209 proyectos para dotar de salud cerca de 16 millones de personas, con un importe total de 70 millones de euros.
– 220 proyectos de infraestructuras para agua de consumo o riego, letrinas, etc., mejorando las condiciones de vida de 1,7 millones de personas, con un importe total de 13 millones de euros.
– 1.495 proyectos para iniciativas socioeconómicas, sobre todo protagonizadas por mujeres, mejorando la vida de 18,6 millones de personas con un importe total de 95 millones de €.
¡Y todo esto solo en los últimos 10 años!
Aun así, queda mucho, demasiado, por hacer y no nos podemos mostrar “indiferentes” de ninguna manera. Cada uno de nosotros tenemos que hacer cuanto podamos según nuestras posibilidades.
En mi caso particular, fue al jubilarme que decidí dedicar una buena parte del tiempo libre que a partir de entonces dispondría, a divulgar valores como la generosidad, la solidaridad, etc. Mi objetivo era, y lo sigue siendo, contribuir a que otras personas se sensibilicen y, si pueden, se impliquen en la mejora de las condiciones de vida de los más desfavorecidos. Y, como consecuencia de aquella decisión, en mayo de 2014 comencé a publicar la obra “La solidaridad… ¡un buen remedio!”, la cual continua y de la que es la máxima expresión el blog de Internet lasolidaridadunbuenremedio.com.
Paralelamente, decidí colaborar económicamente con alguna ONG, y después de un completo estudio acabé escogiendo Manos Unidas.
Algunas de las razones por las cuales escogí Manos Unidas son:
– Porque Manos Unidas llevaba entonces 55 años de actividad y, por lo tanto, de experiencia (ahora lleva 65).
– Porque Manos Unidas trabaja en muchos de los países más desfavorecidos del mundo.
– Porque sus proyectos atienen varias necesidades de desarrollo: agrario, educativo, sanitario, social, de promoción de la mujer, etc., todos ellos de contrastada utilidad para los beneficiarios (o “titulares de derechos” como les gusta nombrarles ahora).
– Porque tiene muy pocos gastos generales, con lo cual casi todo el dinero que recogen se dedica exclusivamente a financiar los proyectos.
– Porque, a pesar de ser una entidad de la Iglesia Católica, sus proyectos parece que no excluyen a nadie por razones de religión o ideología.
– Porque los beneficiarios participan en la definición del proyecto, y se involucran tanto en la ejecución del mismo como en asegurar su continuidad.
– Porque los proyectos son debidamente gestionados por las contrapartes, o socios locales, que se encuentran en los lugares donde se desarrollan y controlados con visitas periódicas del personal de los Servicios Centrales de Madrid.
– Porque allá donde puede, Manos Unidas emplea como contrapartes religiosos o religiosas y entidades locales vinculadas a la Iglesia Católica, lo cual añade más garantías y credibilidad.
(Tengo que confesar que no soy muy religioso, pero reconozco que cuando hay conflictos bélicos o desastres climatológicos en los lugares más desamparados de los países del Tercer Mundo, los últimos en abandonar a la pobre gente que allí vive son los misioneros y misioneras católicos. Incluso algunos no los quieren abandonar de ninguna de las maneras y lo pagan con su vida).
– Porque, por medio de los blogs, revistas, pósters, cenas solidarias y otros actos que organizan periódicamente sus voluntarios, cada delegación de Manos Unidas da a conocer en su demarcación las campañas nacionales que se emprenden así como los proyectos que la misma delegación sostiene económicamente cada año. También informa puntualmente de los resultados de los proyectos del año anterior. Esta valiosa información no solo da mucha credibilidad al destino de nuestras colaboraciones sino que también nos hace sentir más partícipes de los proyectos.
– Y, para acabar esta relación, porque Manos Unidas cuenta con una modalidad de donación llamada “Operación Enlace”, que a mi me gusta mucho, y que en su web define de la siguiente manera: “Operación Enlace es una actividad orientada a vincular a particulares o grupos de personas, (colegios, universidades, parroquias, empresas, colectivos profesionales, etc.) de la sociedad española con uno de los proyectos que Manos Unidas apoya en el Sur… Las personas o colectivos interesados recibirán información del proyecto con el que se vinculan hasta su finalización…”
(Si alguien tiene un especial y justificado interés en conocer más detalles, que contacte conmigo y se los explicaré en privado.)
Por todo ello, continúo colaborando con Manos Unidas en nuevos proyectos, con tanta o más ilusión que el primer día, y ojalá lo pueda seguir haciendo durante muchos años más (¡ya tengo 76!).
Por lo tanto, recomiendo sinceramente a todos y todas colaborar con Manos Unidas según nuestras posibilidades, ¡os aseguro que quedaremos muy satisfechos!
Pero, sobre todo, no nos podemos llegar a imaginar el bien que haremos a muchas personas necesitadas de los países del Sur donde, sin tener ninguna culpa, tan solo por una simple cuestión de haber nacido en un lugar y no en otro, se lo pasan y seguirán pasando muy mal si no rompemos con la “indiferencia” que nos rodea y les ayudamos eficientemente.
Creedme, ¡vale la pena!