María Coll – Revista Valors https://valors.org/
A finales del siglo XIX, la ciudad norteamericana de Chicago (Illinois) era un polo de atracción de inmigrantes. Los recién llegados se agrupaban especialmente en la zona oeste de la localidad, entre las calles Polk y Halsted. Solo paseando un poco por esta zona de la ciudad la mezcla de culturas y procedencias era evidente. Predominaban los judíos, los italianos, los rusos, los polacos, los irlandeses, los alemanes y los griegos. Fue en este contexto en el cual el 1889 se inauguró la Hull-House, la primera institución social de los Estados Unidos dedicada a los recién llegados. Un centro inspirado en la Toynbee Hall, ubicada al sur de Londres y fundada cinco años antes por Samuel Barnett.
La Hull-House era un centro formado por un total de trece edificios. En este espacio las personas llegadas a la ciudad podían encontrar educación, había un jardín de infancia –donde cuidaban de los niños mientras las madres iban a trabajar–, una escuela de artes y oficios, una biblioteca y una escuela de música; un hogar, ofrecían viviendas a bajo coste; trabajo, funcionaba una bolsa de trabajo; así como servicios sociales para los trabajadores y sus familias; e, incluso, diversión y recreo, puesto que también había un café, un gimnasio, una piscina y un teatro.
Se calcula que cada semana unas dos mil personas pasaban por las instalaciones de la Hull-House. Además, en este centro varios voluntarios ayudaban a los inmigrantes a regularizar los papeles de residencia, a pedir pensiones, a pasar inspecciones sanitarias o a conseguir plazas a las escuelas, entre otras muchas cosas.
Muy pronto, el modelo de este centro se repitió en otras ciudades del país. Y alrededor de la Hull-House nacieron movimientos reivindicativos y sociales cómo: la Liga Protectora de los Inmigrantes, la Asociación Protectora Juvenil, la primera Corte Juvenil de la Nación y una clínica psicopática juvenil, más adelante denominada Instituto para la Investigación Juvenil. Con los esfuerzos de esta entidad, el 1903 el estado de Illinois decretó una legislación protectora de las mujeres y los niños, tanto en el ámbito del trabajo como de la educación.
UNA FUNDADORA DE NIVEL
Este proyecto funcionó gracias a la capacidad de servicio de una mujer: la socióloga Jane Addams (Cedarville, Illinois, 1860-Chicago 1935), quien después de visitar la inglesa Toynbee Hall reprodujo el proyecto en Chicago y fue directora durante cuarenta y seis años. Aparte de crear servicios a la comunidad inmigrante, Addams también destacó por ser defensora del sufragio universal femenino y del pacifismo. A partir del 1915, presidió la Asociación Femenina por la Paz y la Libertad e hizo mucha presión al gobierno de los Estados Unidos a favor de los derechos de las mujeres, los niños y los jóvenes. El 1912, consiguió que el Congreso aprobara una Oficina Federal de la Infancia y, el 1916, una ley que condenaba el trabajo infantil.
Además, fue la primera mujer que ocupó la Presidencia de la Conferencia Nacional del Trabajo Social de los Estados Unidos en 1910. El 1915, como defensora de la paz en plena Primera Guerra Mundial, participó en el Congreso Internacional de Mujeres de Hague. Aunque dos años después su país decidió entrar en la guerra, ella se mantuvo firme en la lucha pacifista. El 1935 le fue otorgado el premio Nobel de la Paz por su compromiso social.
Su nombre también ilustra la portada de varias obras, entre ellas Democracia y ética social (1902), Nuevos ideales de paz (1907), Veinte años de la Hull-House (1910), Paz y pan en tiempo de guerra (1922) y El segundo vigésimo aniversario de la Hull-House (1930), donde explica su experiencia en el campo de la asistencia social. Escribió varios artículos en la prensa y pronunció infinidad de discurso por todo Estados Unidos. Murió el 1935 víctima de un cáncer.