EL AGUA

El AGUA. CONSUMO PERSONAL

El agua lo es todo, sin agua no hay vida posible. Por eso cada uno de nosotros necesita disponer diariamente de una pequeña parte del agua dulce de la Tierra.

El agua dulce al alcance de los humanos es más bien poca. Se trata de un bien tan imprescindible como escaso. Y, encima, muy desigualmente repartido. El agua dulce asequible representa a penas el 1% del agua total de la Tierra. Algunas zonas, en especial las intertropicales, la concentran casi toda; otras zonas no tienen casi nada.

De hecho, en el mundo, 500 millones de personas sufren escasez casi total de agua potable. Unos cinco millones de personas mueren cada año por carencia de agua. Mientras tanto, la demanda de agua no para de aumentar, sobre todo en los países desarrollados. La demanda de agua se ha triplicado de medio siglo acá y se prevé que hacia el año 2030 las necesidades podrían doblar los recursos disponibles. En estas condiciones, incluso el funcionamiento normal de los sistemas naturales queda en entredicho.

El agua que consumimos para ducharnos una sola vez equivale a la que hace falta para cubrir las necesidades mínimas diarias, incluyendo la higiene. Un ruandés consume 10 litros de agua por día y un norteamericano 500. Demasiada diferencia.

Cada vez que, en lugar de bañarnos nos duchamos, ahorramos entre 100 y 150 litros de agua. Cada vez que nos lavamos los dientes, si mientras lo hacemos cerramos el grifo, podemos ahorrar de 2 a 4 litros de agua. Un grifo que gotee, puede perder unos 30 litros de agua diarios. Si tenemos un sistema de ahorro de agua en el inodoro, gastaremos unos 3 litros menos cada vez.

El AGUA. DEMANDA URBANA

uestras ciudades, como nosotros mismos, son estructuras en constante transformación que requieren grandes cantidades de materiales, alimentos, energía y agua. La concepción y gestión urbanas son mucho más que una cuestión de paisaje. La demanda de agua, por ejemplo, está condicionada por el modelo urbanístico.

Si nuestro hogar forma parte de una casa de pisos integrada en una ciudad compacta, como las tradicionales en el área mediterránea, estaremos consumiendo unos 120 litros de agua por persona y día de media. Aun así, si el edificio dispone de jardines comunitarios, nuestro consumo aumenta, y casi se triplica si vivimos en una casa unifamiliar de estas que tienen jardín privado y piscina. Todavía aumenta mucho más, si junto a la casa tenemos un huerto que regamos con agua doméstica potabilizada, clorada, etc.

El modelo urbanístico, pues, condiciona la demanda de agua de las casas. Pero la gestión de los estándares es tan importante o más. Cada cual regula sus consumos, cada cual elige la hora y la manera de regar, la forma como utiliza la ducha, la lavadora o el depósito del inodoro.

Para tener agua se tiene que cerrar el grifo, esta es la paradójica cuestión. Para tener agua se tienen que evitar los derroches y los usos indebidos. Si la casa que tienes ya te ayuda, mejor. Si la casa te lo pone difícil, razón de más para esforzarte.

En el lavabo consumimos más del 70% del agua de toda la casa. La higiene es muy importante, pero a veces en el lavabo derrochamos recursos y dinero sin sacarle provecho. También en el jardín, piscina y huerto de casa gastamos mucha.

Potabilizar 1 Hm3. de agua cuesta de 30.000 a 100.000 euros. El agua captada en pozos, fuentes, ríos, etc., aunque parezca limpia, contiene impurezas que se tienen que eliminar antes de ser consumida. En las estaciones de tratamiento pasa por varias fases: la mezcla con sustancias coagulantes y reactivas, la decantación y separación de arenas, la floculación, la sedimentación, la filtración, y la desinfección mediante ozonización, carbón activado o cloro. El resultado es una agua potable de calidad pero que tiene su coste.

El paso siguiente a la captación y el tratamiento es la distribución. El agua ya potabilizada se bombea hacia la red de distribución, formada por miles de cañerías subterráneas interconectadas y estaciones de control de calidad que revisan el agua en diferentes puntos de la red. Sea cual sea la demanda, la presión siempre se mantiene constante. Un sistema complejo y con un coste económico importante que hace posible que el agua llegue a los grifos de las casas y las industrias.

El último paso del agua una vez utilizada y recogida por las cloacas es su depuración (diferente de la potabilización descrita antes). Las estaciones depuradoras de aguas residuales reproducen en un espacio reducido los mecanismos naturales de depuración de los ríos: filtran, decantan, oxigenan y digieren. Si también incorporan un tratamiento terciario, la depuración acaba en regeneración: el agua se puede volver a usar.

CICLO DEL AGUA

¿Quizás piensas que el agua envasada es totalmente nueva? No es así. Casi cada gota de agua ha servido para más de un uso a lo largo de la historia del planeta.

El agua circula continuamente en el ciclo natural. Cae en forma de lluvia o nieve, se escurre o se infiltra, o bien es capturada por alguna planta o animal. Tarde o temprano vuelve a los ríos o al mar, de donde se evapora por acción del Sol. La evaporación destila el agua. Libre de impurezas y contaminantes, se convierte  nuevamente en lluvia cristalina. Purificada, sí; pero no virgen. Siempre llueve agua reciclada.

El agua no es únicamente un recurso para los humanos. También forma parte de los ecosistemas. Los ríos, los lagos y los acuíferos son elementos del planeta, mucho más que simples depósitos de agua. La Tierra soporta que capturemos una parte de todo este volumen de agua y nos sirvamos de ella, pero no que la desaprovechemos  sistemáticamente.

Gracias al ciclo natural, y a diferencia de otros recursos que se agotan al ser consumidos, el agua vuelve siempre al lugar de dónde viene. ¿Qué pasaría, pero, si la degradáramos tanto que el reciclaje no pudiera completarse del todo? Sólo el 2,5% del agua de la Tierra es dulce, pero de este porcentaje, casi el 70% está congelada en los polos y gran parte del resto se encuentra en los acuíferos subterráneos. Además de que el agua es un bien escaso, está repartida muy desigualmente.

El agua no siempre se encuentra allí donde más se necesita. Asia, por ejemplo, concentra más de la mitad de la población mundial y sólo dispone de una tercera parte del agua. Por el contrario, hay países que tienen excedentes. En todo caso, tan importante como tener agua es que el agua disponible sea apta para el consumo, y esto hoy no pasa en gran parte de los países pobres. De hecho, el 40% de la población mundial no tiene acceso a agua plenamente potable. Además, nosotros si queremos agua, todo lo que tenemos que hacer es abrir el grifo, pero en el Tercer Mundo tienen que dedicar mucho tiempo cada día para conseguirla.

(Textos del libro “Tu en el món teu” de la Obra Social Caixa Terrassa).

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