El 7 de abril de 2016 se proclamó “Català de l’Any 2015” a Òscar Camps, director de la ONG Proactiva Open Arms, que trabaja en la isla griega de Lesbos para rescatar y dar ayuda humanitaria a los refugiados que llegan por mar huyendo de la guerra de Siria, mientras también denuncia la pasividad de las autoridades europeas en esta crisis. Este premio lo otorga el diario El Periódico de Catalunya por votación popular de sus lectores.
(El año pasado, 2014, lo ganó Lucía Caram, monja activista que fomenta la solidaridad contra la pobreza y vive en Manresa).
El acto de entrega del premio se realizó en el Teatre Nacional de Catalunya y fue retransmitido por TV3. En este acto, Óscar hizo un discurso del cual se han hecho eco muchos medios de comunicación. Entre otras cosas, dijo: “Ojalá no me lo hubiera merecido nunca (el premio). En Lesbos, mi equipo y yo mismo hemos visto la gran pasividad de Europa respecto a un drama que sucede en sus costas”. También señaló que ellos, con unos cuantos voluntarios, habían hecho más por la crisis que veintiocho gobiernos del siglo XXI juntos. “Algún día nuestros nietos nos pedirán explicaciones por esta infamia”. «La Europa de los valores ha naufragado».
En relación a este discurso, Lluís Llach escribió en Twitter: «Acabo de escuchar uno de los mejores discursos de mi vida. Lo ha dicho Òscar Camps que levanta vida en el mar de los muertos. Gracias».
Proactiva Open Arms es una ONG catalana que se creó en octubre de 2015. Inicialmente era una empresa de servicios marítimos, especializada en seguridad acuática, que se denominaba Pro-Activa Servicios Acuáticos y estaba ubicada en Badalona. Debido a la crisis de los refugiados, y después de la aparición de varias fotos de cadáveres en los medios de comunicación (entre ellas la del niño de 3 años Aylan), el director de Proactiva, Òscar Camps, decidió desplazarse a Lesbos en septiembre de 2015, junto con otros miembros de la empresa.
Ante la carencia de organización sobre el terreno, el equipo catalán decidió establecerse en la isla griega para dedicarse al salvamento de vidas humanas en el mar. Ellos fueron los primeros socorristas profesionales en misiones de tipo humanitario de Lesbos. Empezaron financiándose con sus ahorros, por lo que trabajaban muy precariamente. Con la creación de la ONG y varias acciones promocionales, gracias a las donaciones de muchos particulares, consiguieron más recursos económicos para equiparse y mantener sus actividades con un total de 14 socorristas voluntarios.
Las principales actividades del grupo son guiar y ayudar a llegar a las playas a los refugiados, principalmente sirios, que vienen desde Turquía en embarcaciones muy precarias. Cubren unos 17 kilómetros de costa por tierra y mar, donde llegan unas 20 embarcaciones diarias, con unas 50 personas en cada una (total 1000 personas diarias).
Proactiva se ha consolidado como eje coordinador en las intervenciones de emergencia en la costa de Lesbos y sus acciones han resultado cruciales para salvar un importante número de vidas.
Òscar y otros miembros del grupo visitaron el Parlamento Europeo para darles a conocer sus experiencias, así como las tragedias invisibles a los ojos de quienes en Bruselas toman decisiones, y también hacerles sentir la voz de los refugiados.
Lesbos es la isla griega más cercana en Turquía, país del cual la separan unos 10 kilómetros. A menudo muchas personas se ahogan muy cerca de las playas, al bajar de la barca, porque no saben nadar y no traen chaleco, o éste es falso. Según cifras de ACNUR, durante 2015 más de 800.000 personas cruzaron el Mar Egeo huyendo de la barbarie de Siria, Afganistán o Irak y se estima que unas 4.000 personas murieron en el intento.
En una larga entrevista realizada por la Web “lahaine.org” a otro voluntario temporal de Proactiva, Josep María Salinas, le preguntaban qué les diría a las personas que miran a otro lado cuando ven la situación tan terrible que están viviendo los refugiados: “Pues les diría que Siria, hace 10 años, era un país como cualquiera otro país europeo; Damasco, su capital, era una ciudad como Barcelona, Madrid, Valencia, o cualquier ciudad en las cuales vivimos, y que el autoproclamado Estado Islámico ya dijo en su día que quiere recuperar Al-Ándalus. Que nos puede pasar a nosotros lo mismo en cualquier momento. Que cualquier ser humano que no esté deshumanizado, tiene que tener empatía hacia ellos, y que solamente se trata de renunciar un poquito a nuestro estado del bienestar, en el peor de los casos, para ayudar estas personas”.
* Las fotos del niño Aylan sacudieron medio mundo en septiembre de 2015. “El Periódico” dijo sobre él: “Parecía que se tuviera que levantar en cualquier momento, para construir un castillo de arena, o para correr por la turística playa de Bodrum, en Turquía. Esto era lo más lógico, lo único humanamente posible. Y más al tratarse de un niño de apenas 3 años. Pero no, el pequeño Aylan Kurdi estaba muerto. Sin ni siquiera haber llegado a la costa griega, donde le esperaba el sueño europeo, hoy ya convertido en pesadilla por la gracia comunitaria”.